¿El tabaco o tú: quién tiene el control?

Yo me fumo un cigarrillo después de una comida o cuando estoy con amigos, pero el resto del tiempo, yo decido si fumo o no lo hago. Cuantas veces escuché esta frase de mucha gente que considera que el tabaco es algo que puede controlarse facilmente, es decir, si quiero dejarlo lo dejo y ya. ¡Mentira!. El tabaco es altamente adictivo, lo malo es que cuando te das cuenta ya eres adicto y cuesta mucho dejar el tabaco.

No caigas en el engaño del tabaco. El tabaco mata y lo hace lentamente. El tabaco llega a controlar vidas y a destruirlas. El tabaco es malo para ti y para los que te rodean. Tu hijo sin nacer, está probando sus primeras dósis de nicotina, tu esposa, tu esposo, tus hijos pequeños, esas personas a las que tanto quieres estan fumando contigo. ¿No has visto ya el daño que causa el tabaco? ¿quieres verlo, o esperar a sentir el daño que te ocasionará? Déja de fumar hoy, y no lo vuelvas a hacer nunca más.

El tabaco es una droga

El tabaco es una droga, y debe ser tratada como tal. Los grandes intereses de compañías tabacaleras fomentaron una cultura de consumo de cigarrillos, o de habanos, puros o pipas. Error que permitieron los gobiernos y que hoy están tratando de corregir, prohibiendo su consumo, prohibiendo su publicidad, prohibiendo su expendio. ¿Pero y si estas entre aquellos que ya han caído en ese pozo y aún no te das cuenta? No esperes ni un minuto más, si tienes un cigarrillo en la mano o en la boca, apágalo ahora y apágalo para siempre. Ese humo te está matando.



Si lees los diferentes artículos que he colocado en nuestro sitio, verás los grandes daños que ocasiona y la forma en la que este hábito te destruye.

No subestimes al tabaco

No subestimes al tabaco, el tabaco mata. El tabaco es una de las peores drogas que existen en el mundo. Y te controlará antes de que te des cuenta. Salir de él toma mucha determinación, mucho esfuerzo, mucha fuerza de voluntad, mucho amor, mucho quererse uno mismo. Dejar el tabaco cuesta.

La miseria de fumar

Te ves tan bien con ese cigarrillo entre los dedos. Que gracia al exhalar esa bocanada de humo. Que distinguido te ves al meditar en una idea mientras contienes el humo en tu interior. ¡Mentira!. No tiene ninguna gracia botar humo por la boca y por Dios si hasta tus ideas se obnubilan con el tabaco en tu organismo.

Dos pasos y el corazón se te quiere salir, una breve caminata y no hay pulmón que te satisfaga la necesidad de aire. Una nada y tu cara enrojece o se pone morada o cianótica. Esos calambres en tus extremidades o en tus dedos. Esa boca amarga. Ese aliento hediondo. Ese inconfundible y asesino olor a fumador que te acompaña e inunda cualquier ambiente por el que pases. Es tu imagen: eres un fumador. Eso quieres de ti. Eso quieres que vean los demás de ti. Bien, porque no durará mucho, al poco tiempo no podrás ni pararte, no podrás ni caminar, no podrás ni respirar, no pasarás desapercibido por lo azul de tu rostro, o la congestión de él, no podrás con las extremididades adormecidas cada vez más y por más tiempo. ¿Eso quieres de verdad?

¡Deja el Tabaco!
No lo pienses más: Deja el tabaco hoy y déjalo para siempre.